¿El trastorno límite de la personalidad pertenece al mismo grupo diagnóstico que el narcisismo, la sociopatía y la psicopatía, o al de los trastornos por trauma emocional, como el trastorno de estrés postraumático complejo (CPTSD) y el trastorno de estrés postraumático (PTSD)?

En la práctica clínica como psicoterapeuta en Bulgaria, me encuentro con frecuencia con esta pregunta. Parte de la confusión se debe a que distintos sistemas diagnósticos —como el DSM en Estados Unidos o la CIE en Europa— clasifican los trastornos de manera diferente.

En mi trabajo, utilizo principalmente un enfoque basado en el desarrollo de la personalidad, las relaciones de objeto y la teoría del sí mismo, integrando aportaciones de James F. Masterson y otros autores contemporáneos, junto con métodos psicodinámicos y de terapia Gestalt.

La clasificación de Masterson

Masterson distingue tres trastornos de personalidad que considera tratables:

  1. Trastorno límite de la personalidad (TLP)

  2. Trastorno narcisista de la personalidad

  3. Trastorno esquizoide de la personalidad

En su modelo, la psicopatía y la sociopatía no se incluyen en este grupo, no porque no existan, sino porque su abordaje terapéutico requiere estrategias distintas y, en muchos casos, no hay suficiente evidencia de eficacia con los métodos clásicos de psicoterapia de la personalidad.

Trauma y trastornos de personalidad

En la mayoría de las personas con un trastorno de personalidad encontramos algún tipo de trauma temprano —emocional, relacional o de apego— pero esto no significa que el TLP sea estrictamente un trastorno por trauma.

Ejemplo:
Una mujer con TLP puede haber crecido en un hogar donde predominaba la frialdad emocional, la negligencia o la inconsistencia afectiva. Estas experiencias moldean su autoimagen y sus relaciones. Más adelante en su vida, podría sufrir un trauma grave, como un abuso sexual, que intensifique los síntomas, pero el trastorno ya se había configurado en la infancia.

Diferencias con los trastornos traumáticos

  • Trastornos de personalidad: se desarrollan durante las etapas formativas de la personalidad, sobre todo en la infancia temprana.

  • Trastornos traumáticos (PTSD, CPTSD): pueden aparecer a cualquier edad como consecuencia de un evento traumático o una serie de eventos.

Una persona puede tener ambos diagnósticos, pero uno no implica automáticamente el otro.

Por qué es importante diferenciarlos

El diagnóstico no es una etiqueta, sino una herramienta para seleccionar la terapia más adecuada.

  • El TLP se beneficia de terapias profundas, combinadas con métodos estructurados como la terapia dialéctica conductual (DBT).

  • El PTSD y el CPTSD requieren intervenciones específicas centradas en la integración del trauma, como EMDR, terapia somática o terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma.

Conclusión

El trastorno límite de la personalidad se ubica en el grupo de trastornos de personalidad tratables, junto con el narcisismo y el trastorno esquizoide. No es equivalente a un trastorno por trauma, aunque muchas personas con TLP tengan antecedentes de experiencias traumáticas.

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