¿Ves el mundo de esta manera?

Algunas personas perciben su mundo en categorías rígidas y divididas: agradable vs. desagradable, éxito vs. fracaso.
En realidad, el mundo es mucho más complejo que eso.
Por lo tanto, la respuesta a esta pregunta no puede ser simple ni universal.

Si luchas con la sensación de no ser apreciado, hay muchas posibles razones que deben considerarse antes de intentar cambiar algo.
Desafortunadamente, a menudo falta suficiente información para comprender en profundidad cuál es el verdadero problema.

Aquí volvemos a un principio fundamental de la terapia Gestalt:

No podemos comprender el significado de un acontecimiento sin conocer el campo del que emerge.

Existen demasiadas posibilidades.

¿Se parece tu situación a esto?

Imagina una imagen sencilla: un campo que simboliza tu entorno, tu contexto —lo que no se ve directamente—.

Si eres como el pequeño cervatillo en esta escena, quizás tu juventud o falta de experiencia vital sean parte de tus dificultades.
O tal vez simplemente eres diferente de las personas con las que intentas conectar.

Dos conejos y un solo cervatillo.
En la imagen hay dos conejos y solo un joven ciervo.
Quizás los estándares del grupo estén construidos en torno a los “conejos” y no a los “ciervos”.
En otras palabras: no hay nada malo en ti, simplemente no encajas del todo en ese entorno.

O tal vez tu situación se asemeja a otra:
Las personas a tu alrededor pueden verte como una figura amenazante o intimidante, no simplemente diferente, sino “peligrosa” o “inquietante”.


Información insuficiente

Para comprender mejor, es necesario contar con más datos:

Sobre ti: edad, género, apariencia, educación, metas, intereses.
Sobre la agradabilidad: ¿qué te hace pensar que no eres apreciado? ¿Qué rasgos o comportamientos podrían generar distancia en los demás?
Sobre los otros: ¿de quién deseas ser apreciado? ¿Cuáles son los valores y criterios de ese grupo? ¿Qué tipo de personas les resultan agradables?

Define “agradable”

No existe una única definición.
Diferentes personas, en distintas etapas de su vida y con diferentes objetivos, perciben la “agradabilidad” de maneras diversas.
Alguien que me resulta simpático a mí puede no serlo para ti, ni para el grupo en el que quieres integrarte.

Por ejemplo, para algunos, ser agradable puede significar:

  • ser amable,

  • ser divertido,

  • tener éxito,

  • ser empático,

  • ser atractivo,

  • ser inteligente.

Reflexión

Con frecuencia, cuando una persona busca entender por qué no se siente apreciada, falta claridad sobre el contexto en el que surge esa sensación.
Sin información específica sobre sus características personales, experiencias y entorno social, es difícil ofrecer conclusiones o recomendaciones precisas.

A veces, detrás de esta búsqueda hay una suposición inconsciente: la creencia de que los demás piensan como nosotros y entienden nuestra experiencia sin necesidad de explicaciones.
Esta actitud suele conducir a malentendidos y a una sensación de desconexión.

Resulta útil detenerse y observar la situación con más profundidad: tratar de comprender la propia posición, pero también imaginar cómo se percibe desde el punto de vista de los demás.

Pregúntate a ti mismo:

  • ¿Qué estoy buscando realmente al hacerme esta pregunta?

  • ¿He comprobado si mi forma de expresarlo es clara para los demás?

  • ¿Puedo intentar ver mi situación desde la mirada del otro?

  • ¿Veo las cosas solo desde mi perspectiva o soy capaz de percibir otras?

  • ¿Soy consciente de que las personas interpretan la realidad de manera diferente —tanto de mí como entre ellas mismas—?

  • Después de reflexionar sobre esto, ¿ha cambiado algo en mi comprensión del problema?

En contexto terapéutico

Este reconocimiento es el primer paso hacia una madurez emocional más profunda: aceptar que nuestra experiencia es solo una de muchas perspectivas posibles.
Cuando comenzamos a ver la realidad no solo a través de nuestro propio lente, sino también a través de los ojos de los demás, se abre un espacio para la comprensión, la empatía y la comunicación auténtica.
Esta conciencia no solo nos hace sentir más comprendidos, sino también más capaces de construir relaciones significativas, donde la autenticidad y la aceptación reemplazan el miedo al rechazo.

Mis 5 pasos para ser una persona más agradable

1. Comienza con la aceptación personal

No puedes conectar verdaderamente con los demás si, en secreto, te juzgas a ti mismo.
Trabaja en tu diálogo interno —en el tono con el que te hablas—.
Cuando somos amables y compasivos con nuestras propias imperfecciones, transmitimos esa misma calidez hacia los demás.

La terapia y la práctica del mindfulness ayudan a suavizar al crítico interno y a construir una autoimagen más estable y amorosa.

2. Practica la curiosidad, no la actuación

A las personas les encanta sentirse vistas.
En lugar de preocuparte por cómo te perciben, enfócate en conocerlas.
Haz preguntas suaves, escucha lo que realmente importa para ellas y responde con interés genuino.
Esto crea un puente emocional: cambia la energía de “¿Cómo me veo?” a “¿Cómo estás tú?”.

3. Expresa calidez a través de pequeños gestos

Sonríe al saludar, recuerda los pequeños detalles, usa los nombres de las personas.
La calidez es un lenguaje no verbal —se expresa con la voz, la mirada, la presencia—.
Incluso en silencio, cuando estás verdaderamente presente, te vuelves magnético.

4. Regula tu energía

Si tus emociones oscilan entre el entusiasmo y la retirada (algo común en personas sensibles o empáticas), trabaja en tu equilibrio emocional.
El enraizamiento, la respiración consciente y la escritura reflexiva pueden ayudarte a mantenerte centrado.
Las personas se sienten seguras cerca de una energía estable.

❤️ 5. Sé coherente y congruente

La agradabilidad florece donde se percibe integridad.
Di lo que piensas, piensa lo que dices y actúa en coherencia con tus valores.
No necesitas ser perfecto —basta con ser auténtico, transparente y bondadoso—.

 En esencia

No busques ser querido.
Busca estar presente, ser amable y emocionalmente consciente.
Lo demás llega de forma natural.

Fuente: Adaptado de materiales de Elinor Greenberg, PhD, autora del libro Borderline, Narcissistic, and Schizoid Adaptations.
Autora: Petya Bankova
Con amor y cuidado

Si vives con la sensación de que algo no está bien — incluso cuando todo parece estar bien por fuera — no estás solo.

Muchas personas, sin importar su edad, profesión o circunstancias de vida, luchan diariamente con una sensación que cuesta explicar, pero aún más cuesta soportar: la ansiedad constante.

Es ese ruido interior que no se apaga. Ese nudo apretado en el pecho. Esos pensamientos que no se detienen ni siquiera en mitad de la noche.
El cansancio de estar «en alerta» — incluso cuando no hay motivo.

Pero la ansiedad no es una condena. Es una señal.
Y cuando aprendemos a comprenderla, en vez de odiarla, podemos hacer algo mucho más poderoso que simplemente “eliminarla”:
recuperar nuestra vida.

¿Qué es la ansiedad constante?

La ansiedad constante —también llamada ansiedad generalizada— no es solo un estado de estrés momentáneo.
Es como un fondo invisible que acompaña todo el día.

A veces se ha fusionado tanto contigo que ni siquiera la reconoces como algo ajeno.
Simplemente está ahí: como una sombra, una tensión, una sensación difusa de que algo malo puede pasar.

Puede manifestarse como:

  • Preocupación excesiva por ti o por tus seres queridos;

  • Pensamientos que no puedes detener;

  • Necesidad constante de controlar;

  • Sensación de no estar “aquí”, sino atrapado en un futuro amenazante;

  • Síntomas físicos: insomnio, tensión muscular, mareos, presión en el pecho, sensación de ahogo.

Pero antes de asustarte con esta descripción, quiero que sepas algo importante:
Este estado es humano, comprensible y absolutamente transformable.
No necesitas acostumbrarte a vivir así.
Puedes aprender a quitarle el poder.

¿Cómo se ve la ansiedad desde dentro?

Tal vez te reconozcas en algunas de estas descripciones.
No son diagnósticos, sino espejos que nos ayudan a comprender lo que realmente nos está ocurriendo:

  • Pensamiento excesivo. Siempre. Tu mente nunca se apaga.
    Das vueltas a los escenarios, planeas lo que podría salir mal, repites lo que dijiste, lo que no dijiste, lo que podrías haber hecho…
    Y a veces, incluso a las 3 de la madrugada, tu mente sigue “trabajando”.

  • Ansiedad sin una razón clara.
    Sientes que algo no está bien, pero no sabes qué es.
    Como si una nube invisible colgara sobre ti, estés donde estés.

  • Tu cuerpo habla.
    Insomnio. Tensión en el pecho. Mareos. Palpitaciones. Dificultad para respirar.
    Frialdad en las manos o pies.
    Y a menudo, esa sensación de “algo malo va a pasar”, sin motivo real.

  • Expectativa constante de peligro.
    En lugar de relajarte en el presente, tu mente está ocupada con preguntas como:
    “¿Y si…?”, “¿Y si no sale?”, “¿Y si me despiden?”, “¿Y si enfermo?”, “¿Y si no puedo con esto?”

  • Necesidad de control.
    Quieres que todo sea predecible, ordenado, seguro – porque dentro te sientes inseguro.
    Y cuando algo se escapa de tu control, la ansiedad se intensifica.

  • Hipersensibilidad al caos y la incertidumbre.
    Incluso cosas pequeñas –como un retraso, un ruido, un cambio de planes– pueden provocar tensión o pánico.

  • Sueño que no descansa.
    O no puedes dormir, o te despiertas de golpe – ya atrapado por pensamientos ansiosos.
    Y el día empieza antes de que salga el sol – con una mente agotada y un cuerpo tenso.

Y algo más: muchas personas con ansiedad… la esconden.

Sonríen. Funcionan.
A veces parecen “muy fuertes”.
Y por dentro, simplemente… ya no aguantan.


¿Por qué la ansiedad no desaparece sola?

La ansiedad no es solo “un mal hábito” o “pensamiento negativo”.
Es una reacción de un sistema que ha vivido demasiado tiempo en modo de amenaza.

Imagínala como una alarma que se ha vuelto hipersensible – incluso sin peligro real, sigue sonando.

Los mecanismos más comunes que la mantienen activa:

1. Una mente que no se detiene

Los pensamientos giran en bucle. Exageran lo que viene. Interpretan lo desconocido como amenaza.
Y cuanto más intentas “apagarlos”, más fuertes regresan.
Porque la mente ansiosa no busca calma, busca control.

2. Cuerpo en modo “lucha o huida”

Cuando la mente se angustia, el cuerpo reacciona como si hubiera un peligro real.
Aumenta el pulso, se acelera la respiración, se contraen los músculos.
Con el tiempo, este estado se vuelve el nuevo “normal”, y descansar se vuelve casi imposible.

3. Insomnio → Más ansiedad → Más insomnio

Es un círculo común. No puedes dormir porque tu mente no se detiene.
Y al día siguiente estás más agotado y más sensible al estrés.
La ansiedad crece. El ciclo se repite.

4. Cansancio emocional acumulado

La ansiedad no siempre surge de un evento concreto, sino de años de emociones no expresadas: miedos, traumas, exceso de responsabilidad, adaptación a los demás.
Cuanto más tiempo se ignora esa tensión interna, más fuerte habla el cuerpo a través de síntomas.

5. Deseo de tener todo bajo control

El control crea una ilusión de seguridad.
Pero la vida, por naturaleza, es impredecible.
Y cuando no puedes controlarla, llega el pánico.
Muchos ansiosos son perfeccionistas – porque el perfeccionismo les da, aunque sea por un instante, la ilusión de que “todo está bien”.

6. Agotamiento por adaptación constante

Muchas personas con ansiedad funcionan al límite. Trabajan, cuidan de otros, sonríen, cumplen.
Pero por dentro están vacíos.
A menudo no se permiten descansar, porque sienten que no se lo han ganado.

¿Qué ayuda realmente – y cómo empezar hoy mismo?

Lo primero y más importante que quiero que recuerdes es esto:
La ansiedad no es tu identidad.
Es un estado.
Y los estados… pueden cambiar.

Incluso si llevas años viviendo así.

La recuperación no ocurre de golpe.
No con un consejo, ni con una sola sesión.
Pero empieza con comprensión, cuidado y pequeños pasos constantes.

En mi práctica terapéutica, combino enfoques humanos, eficaces y comprobados, entre ellos:

1. Psicoterapia – Un espacio donde la ansiedad empieza a transformarse

Aquí no se “suprime” la ansiedad, se escucha.
Se explora cuándo surgió, qué la mantiene, qué quiere decirnos.
Detrás de ella suele haber miedo, trauma, necesidad no atendida, pérdida, sobreadaptación.

Lo más importante en la terapia no son las técnicas, sino el vínculo seguro en el que ya no necesitas hacerlo solo.

Prácticas frecuentes:

  • Técnicas para soltar la tensión (relajación muscular progresiva, relajación paradójica);

  • Trabajo con patrones de pensamiento ansioso;

  • Enfoques emocionales para liberar sentimientos retenidos;

  • Métodos corporales.

2. El cuerpo como puerta de calma: respiración, movimiento, regulación

La ansiedad también vive en el cuerpo: en la respiración, en los músculos, en el sistema nervioso.

Métodos útiles:

  • Relajación muscular progresiva – libera la tensión acumulada (demostrada científicamente);

  • Respiración consciente y diafragmática – comunica al sistema nervioso que no hay peligro;

  • Respiración bioenergética – desbloquea tensiones profundas (aconsejada con terapeuta);

  • Movimiento suave – incluso 20 minutos de caminata cambian el estado mental y físico.

3. Meditación y presencia – como estado, no técnica

No necesitas ser yogui.
Meditar es simplemente estar con lo que hay – sin huir ni cambiarlo.

10–15 minutos al día (incluso guiados):

  • Mejoran el sueño;

  • Reducen la tensión;

  • Te devuelven al cuerpo y al momento presente.

4. Apoyo alternativo – plantas, rituales, cuidados suaves

Algunas personas encuentran alivio con:

  • Tisanas o gotas herbales suaves (melisa, valeriana, pasiflora);

  • Baños calientes nocturnos;

  • Música de regulación (ondas alfa, sonidos naturales);

  • Rutinas sin pantallas antes de dormir.

⚠️ La medicación también tiene su lugar cuando la ansiedad agota.
Pero sin psicoterapia, a menudo solo tapa el síntoma – sin llegar al mensaje.

5. Yoga, Tai Chi, Qi Gong – movimientos antiguos para una mente moderna

No son solo ejercicios. Son formas de regresar al cuerpo con atención y ritmo.
Y si los abordas como prácticas de presencia, no de “rendimiento”, pueden ser profundamente calmantes.

Cada persona es distinta. Cada enfoque debe ser personal.

No existe receta universal para la ansiedad.
Lo que funciona para uno, puede no servir a otro.

Por eso creo en el trabajo individual.
En escuchar la historia del cuerpo, la mente y la experiencia.
Y encontrar tu propia puerta hacia la calma.

Y sí – es posible.

Es posible dormir en paz.
Es posible despertar sin tensión en el pecho.
Es posible que tu mente no sea tu enemiga.

Y no es un lujo.
Es un derecho humano.

Si sientes que ya es momento de empezar un cambio –
no porque “debes”, sino porque el ruido interior se ha vuelto demasiado fuerte –
sé que hay un camino.

Trabajo con personas que viven con ansiedad constante.
Conozco el miedo, el cansancio y la resistencia en primera persona.
Pero también conozco la vida después de todo eso.

Si lo deseas – puedo caminar contigo.
A tu ritmo.
Sin presión.
Con respeto.
Con comprensión.

Porque una vida con menos ansiedad
es una vida con más libertad.
Y no solo es posible.

Es merecida.

Con cariño y cuidado,
Petya Bankova

(Психологически механизми, скрити рани и пътят към изцеление)

Отношението между майката и дъщерята е една от най-дълбоките и сложни връзки в човешкия живот. То може да бъде източник на топлина, подкрепа и безусловна любов, но понякога в него има напрежение, критика, студенина или дори открита враждебност. Много жени, като възрастни, споделят болезнено усещане, че „майка ми никога не ме е харесвала“ или че са израснали със сянката на непризнати и недоизказани чувства. Тази тема е трудна, защото засяга корените на нашата идентичност – мястото, откъдето черпим първите модели за любов, връзка и принадлежност. В тази статия ще разгледаме:

  • защо се случва някои майки да изпитват отхвърляне или неприязън към дъщерите си;
  • какви психологически механизми стоят зад това;
  • как това се отразява върху личността на дъщерята;
  • и най-важното – как може да започне процесът на изцеление.

Корените на напрежението – когато болката се предава между поколенията

Много често неприязънта на майката към дъщерята няма нищо общо с дъщерята като личност. Тя е проeкция на собствените рани на майката.

Възможни причини:

  • Непреработени травми от собственото детство. Ако майката е израснала в среда на студенина, критика или отхвърляне, тя може несъзнателно да предаде същия модел.
  • Нереализирани мечти и изгубен потенциал. Дъщерята може да бъде „огледало“ на това, което майката е искала да бъде, но не е могла – и това поражда подсъзнателна завист или огорчение.
  • Идентификация с патриархалните модели. В култури като нашата жените често са били възпитавани в сравнение и конкуренция, дори между майки и дъщери.
  • Страх от загуба на ролята. В юношеството, когато дъщерята „разцъфва“, някои майки изпитват подсъзнателно чувство за изоставеност или остаряване, което може да се прояви като враждебност.

Важно е да разберем: В повечето случаи майката не мрази дъщерята – тя се бори със собствените си вътрешни конфликти и непреработена болка.

 Психологически механизми на отхвърляне

Проекция – Майката „прехвърля“ върху дъщерята собствените си страхове, комплекси или неразрешени конфликти: „Аз се чувствам неуспешна → виждам и теб като неуспешна.“

Триъгълници и съперничество – Ако връзката с партньора е напрегната, дъщерята понякога става несъзнателен съперник за вниманието и любовта на бащата или другите членове на семейството.

Перфекционизъм и проекции на нереализирани мечти – Някои майки натоварват дъщерите си с очаквания, които самите те не са могли да изпълнят. Ако дъщерята избере различен път, това се възприема като отхвърляне.

 Емоционалните рани на дъщерята

Израстването в среда на студенина, критика или липса на приемане оставя дълбоки отпечатъци:

  • Ниска самооценка и хронично чувство за вина
  • Страх от отхвърляне във връзките
  • Трудност да се свързваме с женствеността и тялото
  • Постоянно търсене на одобрение
  • Тенденция към перфекционизъм или автоагресия

Тези рани могат да се пренасят несъзнателно в партньорските връзки и родителството, ако не бъдат разпознати и лекувани.

 Пътят към изцеление

Изцелението започва с осъзнаване и изграждане на емоционална интелигентност и преминава през разбиране на корените, работа върху границите, както и изграждане на вътрешна стойност и нова женственост.

Разбиране на корените – Когато дъщерята започне да вижда историята на своята майка – не като оправдание, а като контекст – се отваря място за състрадание.  За да можем да го направим, трябва да разграничим „разбиране“ от „оправдаване“. Първата стъпка е вътрешното разрешение да проучим историята на майка си без да я оправдаваме.

  • Опитваме се да видим причините, не да извиняваме последствията.
  • Разбирането не означава, че приемаме нейната критика, студенина или неприязън за нормални.
  • Разбирането означава, че започваш да гледаш на тях като произход, а не като твоя вина.

За да разберем корените, трябва да опитаме да сглобим пъзела на живота на майка си. Това може да се направи чрез разговори с близки, роднини или самата майка, ако е възможно; внимателно слушане на фразите, които е повтаряла през годините – често те носят ключове за нейната лична болка; разглеждане на семейната динамика и културните модели, в които тя е израснала.

Въпроси, които да си зададеш:

  • Какво е било нейното детство?
  • Какви са били нейните родители?
  • Какви травми, загуби, ограничения или разочарования е преживяла?
  • Имала ли е свобода да бъде себе си, или е живяла според очаквания?

Когато открием какви липси, страхове и наранявания носи тя, вече започваме да виждаме нейната болка като фон – а не като наше определение. За да достигнем дълбоко разбиране, е нужно да влезем в състояние на емоционална осъзнатост. Това се постига чрез:

  1. Осъзнаване на собствените чувства – Какво точно усещаш, когато мислиш за майка си? Кои моменти на болка изплуват най-силно? Къде в тялото усещаш тази болка?
  2. Състрадание без загуба на граници. Състраданието не е пасивно приемане. То е способността да видим болката на другия, без да поемаме нейната отговорност. Можем да си кажем: „Разбирам, че майка ми е била ранена. Съжалявам за нейното детство, но нейното поведение към мен не е било правилно.“

Разбирането на корените не означава да забравим раните, а да ги видим ясно.
И когато започнем да виждаме жената зад майката – с нейните болки, страхове и ограничения – в нас се ражда нова сила – да се освободим от тежестта на чуждите травми; да изградим здрави граници и да изберем различен път за себе си и своите деца.

Част от пътя към изцеление е работа върху границите. Здравите емоционални граници са ключови. Правото да кажем „не“. Правото да защитаваме себе си. Правото да се отделим от чуждите емоции. Емоционалните граници са вътрешни линии, които определят: Какво приемаме и какво не; Къде свършвам аз и къде започва другият; Кои емоции са наши и кои не са; Какви нужди, ценности и приоритети защитаваме. Не можем да поставяме граници, ако не знаем какво е важно за нас.  Границите не са стена, а врата. Те не изолират, а пазят нашето пространство, за да можем да обичаме ш и да бъдеш обичана без да губиш себе си.

Изграждане на вътрешна стойност и нова женственост. Ключът към свободата е свързването със собствената стойност и идентичност – извън майчината оценка.

  • Самоосъзнаване: „Коя съм аз, когато не се опитвам да отговарям на нечии очаквания?“
  • Самоценност: „Моята стойност не зависи от това дали някой ме одобрява.“
  • Нова женственост: правото да бъдеш едновременно силна и уязвима, да изразяваш себе си без срам и вина.

Когато жената се свърже със своята вътрешна опора, нуждата от външно потвърждение намалява. Тогава връзките се изграждат от място на любов, а не на доказване.

Практически стъпки, които можеш да опиташ

  • Води дневник на емоциите – как се чувстваш след разговор с майка си.
  • Опитай техники за емоционално отделяне – да видиш къде свършваш ти и къде започва тя.
  • Развивай самосъстрадание – говори със себе си така, както би говорила с обичано дете.
  • Търси подкрепа в терапия – индивидуална или групова, за да преработиш раните и да създадеш нови вътрешни модели.

Заключение

Отношенията между майка и дъщеря са дълбоко вплетени в нашата идентичност. Дори когато са трудни, болезнени или белязани от неприязън, изцелението е възможно. То започва с разпознаване на собствените чувства, освобождаване от чуждите тежести и изграждане на нова връзка – първо със самите себе си. Помни: Не си отговорна за това какво носи майка ти в себе си. Но имаш силата да избереш какво носиш ти – за себе си, за децата си, за своето бъдеще.

С любов и грижа,

Петя Банкова

Психолог, треньор по емоционална интелигентност и създател на IntegriTherapy.

 

Introducción: El mundo que no eliges

Nadie imagina que será padre o madre de un bebé prematuro. Nadie sueña que el primer abrazo será reemplazado por máquinas que emiten pitidos, que las primeras fotos serán en la unidad de cuidados intensivos, que la primera oración no será por felicidad, sino por supervivencia.

He estado junto a la incubadora y he sentido cómo el tiempo se detenía. He respirado con miedo cada respiración de mi hijo. He escuchado cada palabra del médico con el corazón desgarrado. Y he conocido esa distancia dolorosa: querer estar cerca y, al mismo tiempo, sentirte lejos, separado por el cristal, los guantes y tu propio terror.

Y quiero decirte desde el principio: no estás solo/a. Lo que sientes – culpa, ansiedad, confusión, aislamiento – no es una debilidad tuya. Es una respuesta humana normal a una situación anormalmente difícil.

El trauma psicológico del parto prematuro

Desde una perspectiva psicoterapéutica, el parto prematuro es un acontecimiento traumático: repentino, inesperado y asociado con la amenaza de muerte.

Las investigaciones en psicología neonatal muestran que:

  • Las madres de bebés prematuros tienen mayor riesgo de desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT) – pesadillas, pensamientos intrusivos, ansiedad constante.

  • Los padres suelen desarrollar depresión oculta e irritabilidad aumentada, que a menudo pasan desapercibidas porque su rol social les exige ser “los fuertes”.

  • Los niveles de ansiedad en padres de bebés prematuros son varias veces más altos que en padres de bebés a término.

No es simplemente un “comienzo difícil”. Es un shock que cambia la forma en que percibes el mundo y a ti mismo.

La culpa: el juez interior

Recuerdo claramente aquellos primeros días – ese pensamiento que no me dejaba en paz: “¿Soy yo la culpable?”

¿Cómo pude permitir esto? Mi cuerpo falló – me traicionó. ¿Estaba demasiado estresada, demasiado ocupada, demasiado… todo?

La culpa es como un juez interior que no deja de acusarte. Incluso cuando los médicos decían: “No había nada que pudieras hacer. Esto sucede,” la voz interior insistía: “Has fallado.”

La culpa en los padres de bebés prematuros es un fenómeno bien documentado. Es parte de la reacción traumática – la mente busca una causa para recuperar la ilusión de control. Porque si la culpa es mía, entonces tengo una respuesta. Si es sólo azar – entonces estoy indefensa.

Pero la verdad es que en la gran mayoría de los casos, el parto prematuro no tiene nada que ver con un error de la madre o del padre. Son procesos médicos y biológicos complejos que no pueden preverse ni evitarse.

La ansiedad: vivir en estado de alerta constante

La ansiedad fue mi compañera constante. Escuchaba cada sonido de las máquinas. Si la alarma sonaba, mi corazón se detenía. Si la respiración de mi bebé cambiaba – pánico. Dormía con el teléfono al lado, incluso estando en casa.

Y lo peor era que no podía relajarme ni siquiera en los buenos momentos. Incluso cuando los médicos decían: “Está mejorando,” yo pensaba: “Sí, pero mañana puede cambiar.” Me aterraba decir que había dado a luz. Decidí que hasta que no me confirmaran que el bebé estaba bien y a salvo, no lo diría.

Los padres de bebés prematuros viven en un estado de ansiedad constante. Cada informe del médico, cada monitor, cada respiración del bebé puede desestabilizarles o darles esperanza.

Los datos científicos muestran que:

  • Los niveles de ansiedad en padres de bebés prematuros son hasta tres veces más altos que en padres de bebés a término.

  • Muchas madres y padres reportan síntomas somáticos – insomnio, ataques de pánico, opresión en el pecho.

  • Incluso después del alta, la ansiedad puede persistir durante años – cada resfriado o fiebre puede sentirse como un peligro potencial.

La ansiedad también tiene una función protectora – mantiene al padre/madre alerta y preparado/a. Pero cuando se vuelve crónica, agota y convierte la alegría de la paternidad en una disposición constante al desastre.

Esto es hipervigilancia – uno de los síntomas del trauma. La psique vive en una anticipación permanente del peligro. Para los padres de bebés prematuros, esta ansiedad a menudo continúa mucho después del alta.

Normalizar la ansiedad es importante. No es prueba de que algo esté mal contigo – es prueba de que amas, que luchas, que estás sintonizado/a con tu hijo hasta en lo más profundo.

El aislamiento: “No somos como los demás”

Cuando mis amigos publicaban fotos de bebés felices en casa, yo no sabía si podía compartir una foto del mío – rodeado de tubos, con una pequeña mascarilla de oxígeno.

Me sentía como si viviera en un mundo paralelo. En el mío, la alegría y el miedo convivían, pero los demás no podían entenderlo. Algunos decían: “No te preocupes, todo saldrá bien.” Otros dramatizaban demasiado. Y yo sólo necesitaba que alguien estuviera a mi lado y soportara mi silencio.

En el plano social, los padres de prematuros a menudo caen en el aislamiento. No pueden participar en las alegrías típicas de otras familias – primeros paseos, reuniones, fotos. Las imágenes de la UCI neonatal son distintas – en lugar de un bebé sonriente, los padres ven un pequeño cuerpo rodeado de máquinas y tubos.

Esto crea una sensación de “diferencia” difícil de compartir. Amigos y familiares a menudo no saben cómo reaccionar.

El aislamiento es uno de los factores psicoemocionales más fuertes en los padres de bebés prematuros. Puede llevar al retraimiento social y a la depresión.

Por eso los grupos de apoyo son tan importantes – cuando escuchas a otro padre decir: “Yo también pasé por esto,” de repente el mundo se siente menos solitario.

El vínculo con el bebé: amor a través del cristal

Recuerdo la primera vez que me permitieron poner la mano sobre el pecho de mi bebé. Tan frágil, tan pequeño, y sin embargo su corazón latía con una fuerza inconmensurable.

En ese momento entendí – nuestro vínculo estaba allí. Incluso a través de las máquinas, incluso a través del miedo, incluso a través del cristal. Mi bebé me escuchaba de alguna manera y respondía.

Los padres a menudo no pueden sostener a su bebé de inmediato. El contacto es limitado. El contacto piel con piel – un sueño que llega más tarde.

El vínculo es fundamental para el desarrollo del niño, y muchos padres temen que “no lograrán crearlo.”

Pero las investigaciones muestran que el vínculo aún se forma:

  • Los estudios psicológicos demuestran que el método canguro – contacto piel con piel, incluso por minutos – reduce el estrés tanto en el bebé como en el padre/madre.

  • El bebé reconoce la voz de la madre y del padre incluso en la UCI neonatal, y tiene un efecto calmante.

  • Pequeños rituales – cantar, rezar, dejar un peluche con el olor del padre/madre – construyen un puente invisible de cercanía.

Este es un amor a través del cristal – pero es real y transformador. El vínculo no se destruye – se pone a prueba.

Premature baby born in the 28th week of pregnancy lies on Papa’s chest and raises one hand

Cómo afrontarlo: orientaciones prácticas

  1. Pon nombre a tus emociones. Culpa, ansiedad, rabia – todas son normales. Nombrarlas les quita parte de su poder.

  2. Busca apoyo. Hablar con un ser querido, con un terapeuta o unirte a un grupo de padres de prematuros puede aliviar el aislamiento.

  3. Crea pequeños rituales. Háblale a tu bebé, cántale, escribe un diario. Esto crea un hilo de conexión.

  4. Cuida de ti. Sé que parece imposible, pero tu resiliencia es oxígeno también para tu hijo.

  5. Vive día a día. La visión global puede asustar, pero las pequeñas victorias cotidianas construyen fuerza.

Conclusión: Esperanza

Ser padre o madre de un bebé prematuro significa ser arrojado/a a una batalla que nunca quisiste. Pero esta batalla también saca a la luz una fuerza que nunca supiste que tenías.

He recorrido ese camino.
Conozco su oscuridad, su soledad, su terror. Pero también conozco su luz – ese momento en el que sostienes a tu hijo y entiendes que todo lo que pasaste os ha devuelto el uno al otro con un amor aún más profundo.

Quiero dejarte con esto: tu hijo siente tu corazón. Incluso a través del cristal, incluso a través del miedo, incluso cuando tú mismo/a dudas. Ese amor es el regalo más verdadero que puedes dar.

Y es suficiente.

Con amor,
Petya Bankova

En la práctica clínica como psicoterapeuta en Bulgaria, me encuentro con frecuencia con esta pregunta. Parte de la confusión se debe a que distintos sistemas diagnósticos —como el DSM en Estados Unidos o la CIE en Europa— clasifican los trastornos de manera diferente.

En mi trabajo, utilizo principalmente un enfoque basado en el desarrollo de la personalidad, las relaciones de objeto y la teoría del sí mismo, integrando aportaciones de James F. Masterson y otros autores contemporáneos, junto con métodos psicodinámicos y de terapia Gestalt.

La clasificación de Masterson

Masterson distingue tres trastornos de personalidad que considera tratables:

  1. Trastorno límite de la personalidad (TLP)

  2. Trastorno narcisista de la personalidad

  3. Trastorno esquizoide de la personalidad

En su modelo, la psicopatía y la sociopatía no se incluyen en este grupo, no porque no existan, sino porque su abordaje terapéutico requiere estrategias distintas y, en muchos casos, no hay suficiente evidencia de eficacia con los métodos clásicos de psicoterapia de la personalidad.

Trauma y trastornos de personalidad

En la mayoría de las personas con un trastorno de personalidad encontramos algún tipo de trauma temprano —emocional, relacional o de apego— pero esto no significa que el TLP sea estrictamente un trastorno por trauma.

Ejemplo:
Una mujer con TLP puede haber crecido en un hogar donde predominaba la frialdad emocional, la negligencia o la inconsistencia afectiva. Estas experiencias moldean su autoimagen y sus relaciones. Más adelante en su vida, podría sufrir un trauma grave, como un abuso sexual, que intensifique los síntomas, pero el trastorno ya se había configurado en la infancia.

Diferencias con los trastornos traumáticos

  • Trastornos de personalidad: se desarrollan durante las etapas formativas de la personalidad, sobre todo en la infancia temprana.

  • Trastornos traumáticos (PTSD, CPTSD): pueden aparecer a cualquier edad como consecuencia de un evento traumático o una serie de eventos.

Una persona puede tener ambos diagnósticos, pero uno no implica automáticamente el otro.

Por qué es importante diferenciarlos

El diagnóstico no es una etiqueta, sino una herramienta para seleccionar la terapia más adecuada.

  • El TLP se beneficia de terapias profundas, combinadas con métodos estructurados como la terapia dialéctica conductual (DBT).

  • El PTSD y el CPTSD requieren intervenciones específicas centradas en la integración del trauma, como EMDR, terapia somática o terapia cognitivo-conductual focalizada en el trauma.

Conclusión

El trastorno límite de la personalidad se ubica en el grupo de trastornos de personalidad tratables, junto con el narcisismo y el trastorno esquizoide. No es equivalente a un trastorno por trauma, aunque muchas personas con TLP tengan antecedentes de experiencias traumáticas.

Parto prematuro: La historia de una madre sobre el miedo, la esperanza y cómo encontrar apoyo

Para cada padre que ha conocido a su bebé antes de lo esperado y para cada corazón que aún aprende a respirar de nuevo.


Cuando conoces a tu bebé antes de estar lista

Como la mayoría de las futuras madres, imaginaba mi embarazo en tonos suaves, lleno de calma y luz, y que terminaría tal como lo había soñado: lágrimas de alegría, un pequeño cuerpo acurrucado contra mí, el aroma embriagador de la piel de un recién nacido y los primeros momentos preciosos de nuestra vida juntos.

Pero el destino no siempre llama antes de entrar. A veces irrumpe, reordenando todos los planes cuidadosamente trazados.

Mi hija decidió llegar en la semana 31 de gestación.

Salimos del hospital con los brazos vacíos — sin el pequeño bulto que todos los demás padres llevaban cerca de su corazón. En mis manos solo tenía mi bolso del hospital y un sacaleches. En el pecho, únicamente vacío, miedo y una oración silenciosa para la que no encontraba palabras.


Su lugar no estaba en mis brazos, sino en la unidad de cuidados intensivos neonatales — rodeada de máquinas que mantenían su vida, junto a otros pequeños guerreros que también habían llegado demasiado pronto.

En esa sala no solo nacían bebés — se libraban batallas. Y nosotros estábamos en una.

El dolor de no poder abrazar a tu hijo cuando más necesitas sentirlo vivo no se puede explicar. Se vive. Los minutos se vuelven eternos, cargados de miedo y culpa — y, aun así, de esperanza. Ese cuerpo frágil detrás de la incubadora se convierte en todo tu mundo. Y lo único que puedes hacer es esperar… y rezar.


El camino después del alta no se parece en nada a las imágenes de las revistas para padres.

No está lleno de globos, paseos por el parque y las primeras fotos en familia. Está lleno de preguntas.
Incontables preguntas.

¿Debo llevarla al neurólogo? ¿Qué terapias son adecuadas? ¿Cómo alimentarla? ¿Debo vacunarla? ¿Cuándo? ¿Cómo?

Internet es un mar de opiniones, y tú tienes que navegarlo sola. Sí, en tu casa hay un bebé — pero en tu corazón hay un océano de incertidumbre.


El parto prematuro no es solo un término médico.
Es una experiencia que te transforma por dentro.

En aquellos meses comprendí cuánto necesitaba un lugar para encontrar a otros como yo. Para llorar sin ser juzgada. Para reír sin culpa. Para hacer preguntas sin vergüenza. Para compartir mis miedos sin que me dijeran qué hacer — sino solo para ser escuchada.


Pasaron los años. Mi hija creció y se convirtió en un alma valiente y luminosa. Pero las cicatrices de aquellos días tempranos siguen siendo profundas, aunque invisibles. Y aún resuenan cuando lo recuerdo.

Cuando has pasado por un parto prematuro, la idea de tener otro hijo no es solo una nueva ilusión — puede ser un nuevo miedo.

Entonces, ocurrió. Estaba embarazada otra vez.
Lo primero que sentí no fue alegría, sino pánico.

«¡No! ¡No puedo pasar por esto otra vez!»

El miedo me paralizó. La rabia apareció. La vergüenza susurraba que debería haberme “cuidado mejor”. Los meses siguientes estuvieron llenos de controles médicos, terapias, análisis y una ansiedad constante. Pero esta vez había algo distinto: la certeza tranquila de que ya no era la mujer que salió del hospital con los brazos vacíos.

Había crecido.
Y estaba lista para tender la mano a quienes recorren ese mismo camino incierto.


Hoy soy psicóloga. Y sé que no hay encuentro más sagrado que este: estar frente a una madre asustada o un padre abatido y poder decirle:

«Te entiendo. No estás sola. Podemos atravesar esto juntos.»

Si estás leyendo estas palabras y tu corazón se encoge porque reconoces tu propia historia…
Si todavía no te has perdonado…
Si cada preocupación por tu hijo viene acompañada de una ola de culpa o un nudo de miedo…
Si a veces te preguntas si eres “suficientemente buena” porque tu comienzo no fue el que imaginaste…

Ven.

Mi puerta está abierta. Y aquí encontrarás no solo a una terapeuta, sino a alguien que ha estado exactamente donde tú estás ahora.

Con amor y comprensión,
Petya Bankova
Psicóloga y madre de un bebé prematuro

P.D. Y aquí está ella — mi pequeña guerrera, ya crecida.